jueves, 24 de julio de 2008

Dulce resignación

Y yo que no quería morir...
y acá me vez...
agonizando mi suerte tras tu partida.
Que vida la mía!
...un puño electrificado de nostalgia se posa sobre el beso que te di aquella
madrugada de dolor que nos quebró al medio como si fuéramos nada...
nada pero juntos...
y ¿ahora?...
separados
por
matices
violáceos de amargura,
angustia tornasol,
y aguijones empapados con el sabor de la hiel,
con el olor de la miel.

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