domingo, 28 de febrero de 2010

41

Ni una gota de mi silencio hace eco en tu voz. Ni la ausencia de mi cuerpo resuena en tu vacío. Desaparezco sin haber existido. Caigo sin jamás haber volado (más que en sueños). Y no existo, y a la vez me pierdo… y recuerdo fantasías que nunca han sido, las revivo en la nostalgia de un reencuentro imposible, en un acuerdo en silencio.

41

Cenizas de un cuerpo en el viento.

Recortes de un cuento en letanía.

Caminos de encuentro.

Delirios, abismos, descensos.

La tibieza de tu voz rozando mis lamentos.

Y el vacio en tu mirada,

La distancia en la nostalgia,

Y la pesadez de la tristeza en la claridad de la ventana.

¿?

Sombra de una mirada en destierro. Estertores de negrura con la claridad de la cera. Una danza de humos sobre la masividad de un encuentro. Un encuentro a solas. Un hueco. Un vacio. Extrañeza. La nostalgia de algo roto y emparchado. O simplemente roto.

38

Mi cuerpo, hecho absolutamente presente, insiste en su existencia, se niega a desaparecer. Marca ritmos, movimientos. Comparece a la necesidad de ser visto. Se muestra, se ostenta, se luce y se lustra. Molesta. Hace ruido, mucho ruido. Opaca la claridad del mundo, la arrastra, la devora. No hay color, olor o forma que no subyaga al encuentro con un cuerpo despierto en el dolor de la falta.



"...Yo no estoy postrado a tus pies, llevo la marca en la piel. Y aunque destruyas mi ser, mi alma no la atraparás..."
"...Me estas parando… basta… yo sigo andando…"