jueves, 13 de noviembre de 2008

32 :`(

La sensación de un recuerdo confortable que sostiene a las tinieblas enmarcadas en la luz.

Ecos de pasos perdidos en habitaciones sin bordes, sin espacios y sin tiempo.

Otro mutilante, facilitante, existencial.

(los silencios me ensordecen)

El fantasma y la realidad sometidos al mismo orden, y me vuelvo un transcurrir onírico en constante despertar.

El vacio: lo único que me deja ser.
La nada: la marca del camino en mis pies.

Somos nada… somos todo en la nada.
Caminamos perdidos de nostalgia, tratando de recobrar algo que jamás fue nuestro… (que jamás lo será).

Decimos con voz de sangre que no queremos morir (pero no podemos dejar de hacerlo).
Gritamos con gargantas de cartón que solo queremos ser libres (pero nos atamos, temerosos, a las sombras)

No puedo soportar el dolor. Pero quizá sea lo único que me permita reconocer que vivo, que soy (que voy a dejar de ser)

Angustia dolor miedo ser nada todo AMOR sexualidad sexo abominación flores en la mierda vida en la muerte muerte en la vida tener querer poder nada en formación en deformación en transformación.

31

Risas perdidas en los ecos de la casa que retumban en el recuerdo de aquel último estertor mostrando las filosas garras en la irónica penumbra que conoce lo oculto que no existe dentro de la nada en perfección.

De cómo el eclipse apago al sol

Recuerdo mi vida superada por un mundo de vacio, ese que come las entrañas del amor, que digiera la nostalgia de aquel minuto que pasó.

Te recuerdo como un eco en la nada, esa nada que forma y transforma, como un circulo en el agua, que golpea la angustia del no poder ser, de no poder oír, de no poder hablar. Ese autismo irascible que mutila el deseo, suturando el camino hacia atrás, que sacude los tendones para dejar caer, para sucumbir a la inestabilidad del hombre que no fue y del niño que dejo de ser.

Ser lo que no se puede y poder ser lo que no se es.

Como un camino truncado por la tormenta de los años. Acomodando círculos que giran, estáticamente, en un mundo dialectico de cómo no-ser siendo.

En ese mundo de sin-sentido, yo soy mi tierra a la que algún Copérnico descentro del universo. Aquel que se puso como un sol, eclipsando la memoria del mañana, postergando la lucha del hoy, y negando a las parcas su acto principal. Sumiendo la existencia en una agonía insurrecta que no permite ninguna obscenidad.

Sentirse muerto estando vivo, ser inmortal por no poder morir…

Ser inmortales como el deseo, ser el deseo en si. Atrapados un solipsismo angustiante marcado por el propio desengaño.

Y pensar que una vez fui el centro de un universo mágico al que algún Copérnico desautorizo. Desterrando de mi reino, a mi, su propio creador.

No hablar, solo oír.

Palabras plenas de sentido. Sujetos que no emergen. Sombras que comen y agujeros negros.

¿soportar?

Solo hasta que las tinieblas se tiñan de obscuridad.

Retórica Plástica 2

Nadie sube si estoy arriba… nadie sale si estoy afuera.


Nadie me acompaña si me quiero ir…


Nadie toma un atajo para alcanzarme…

(…salvo que necesiten algo…)

Retórica Plástica 1

  • Nadie se juega por nadie

  • Nadie se juega por mi

  • Yo no me juego por nadie…………… ergo:

  • Yo no me juego por mi.

Tempo

¿Cómo detener al tiempo que se escurre? ¿se escurre? ¿no será acaso que nosotros nos escurrimos del tiempo, que nosotros nos volvemos cada vez mas infinitos?

¿Qué sentido tiene detener el tiempo? ¿no es acaso detenerlo perdurar? ¿no es acaso detenerlo recordar? ¿no es acaso detener el tiempo brindar por los que no están? ¿no es acaso detenerlo llenar el espacio de recuerdos?

No nos volvamos de piedra. Cero es el tiempo de transición, seamos entonces de humo, fluido y escansión, seamos marca.

Reptemos y explotemos.

El tiempo es, y no puede nunca dejar de ser

…en eso nos parecemos a él

(De) velación

Le entrego mi verdad a la desidia y convierto con ello mi pesar en nostalgia.
Olvidando que conocí certezas.
Camino hacia obscuridades libres y aprieto los parpados tratando de no pensar. Encuentro senderos de niebla y reencuentro niebla en mis oídos, y trato de no escuchar.
Las mascaras se agolpan en mi cabeza.
Elijo dejar de elegir sombras y detengo mi andar. Libero las fuerzas puestas en mis ojos y las concentro en agudizar la mirada.
Ya nada era tan obscuro.
Las mascaras formaron rostros desconocidos, pero no extraños.

Lodazales cristalinos humedecían mis pies
Mientras mis ojos resecos rastreaban horizontes
Y en línea recta recorrí el universo, cortando el aire con mis manos.

25

En un rincón miro al mundo transformarse. No soy parte de el.

(aunque es imposible no ser parte de él)

Y mientras relamo mis manos especulo.

(aunque realmente nunca me gusto especular)

Hasta que decido con absoluta certeza mi siguiente paso

(aunque no podemos estar absolutamente ciertos)

Con pasos firmes me dirijo a mi destino, convencido de que la eternidad es mía

(aunque hay que ser precavido, las eternidades son mucho tiempo)

Impasse

En la altiva noche de un paradigma ensordecedor que clama por normalidad, yo arrastro mi lujuria, incautada en cajas de espejos que reflejan opacidad. Ante tanta negligencia la realidad no hace más que invitarme a la mentira. Camino sobre vidrios apuntalando mis mandíbulas en enormes cimientos falsos que pretenden convertirse, tal vez algún día, en sonrisas o, quien sabe, carcajadas. El gemido de la noche no alcanza como para destrozar aquellos tortuosos espejos de colores. Todo mi tiempo se niega a saciarse y ningún basta atenta contra los cimientos de aquellas mímicas falsas.

Si no fuera por aquellas melodías que endulzan mis oídos nocturnos, que acompañan a las horas tristes a dormir, si no fuera por la euforia de la letra que escapa de mi piel, si no fuera por la imagen pintoresca de todo un mundo ideado sobre musas y panteras, si no fuera por eso...nada seria.

Pero un cuerpo baila en mis adentros y lagrimea por salir, y se mueve al compas del mundo, y crea en infinitos colores los retornos de algo que no cesa de no inscribirse. Espasmos musculares se convierten en danzas de salón, y cuerpos primigenios colapsan en furias desmedidas. Por un momento, tan solo por un momento, comprendo como funciona el universo, el universo se mueve con mis pies. No hay mundos fuera de mis pies, y mis oídos comparten los aplausos con mi piel.

(Todo deja de ser desigual a mí…)

Castración

Sobre mis pies retumba la crónica de una última epifanía. El sudor cae con lascivia y lame mis recuerdos.

Un camino de no retorno se inicio en ese viaje, y clamores de niñez regodearon mi conciencia. El goce orino en mi decencia y algo de la angustia humedeció mis hombros.

Como si algo de otro mundo se topara con mi culpa, el peso del universo descendió sobre mi cuerpo.

Tambaleante y consecuente y zigzagueante, me detuve a mirar la pared, e hilos tejieron marcas en mi lengua…nombres.

Huellas borradas por las olas de algunos de esos mares que no respetan trascendencias, pero iteran por descuido, aunque no por ignorancia.

Esperando las lecturas de mis marcas, desvarié en los regazos de la tierra, la matriz, el antiguo Shaddaï, senos amargos presentes por no estar.La falta los marco y yo ya no fui suficiente
…………………………………………………………(¿che vuoi?)

Un tótem descuartizo mi perfección; todo ya no soy Yo
……………………………………….(¡traición!)
La bestia mordedora se hizo ley. Se puso nombre: Shaddaï
…………..(todopoderoso….Elohim)

Ninguna zarza ardiente previno su llegada, y como lo hacen los cobardes, circunciso mi deseo por detrás.

( ¿Dónde estaban los carneros descuidados? ¿Ninguno pudo enredarse en mis arbustos?)

Y he aquí mi última festividad.El filo contorneo el aleph, y la ausencia parió un trono.La gran metáfora tomo su lugar.Con tan solo blandir su falo, condeno mi vida a la falta, y esclavizo mi deseo a la idiotez.

Lebiousa

No puedo entender a qué me sustraigo cuando pienso en la realidad en la que nunca existiré.Y sin embargo corro a la deriva...tropezando con miedos color verde, y nada de azules.Aunque las tonalidades sean amargas, la espesura del tiempo corrige lamentos grisáceos, y le da al espacio texturas de almidón...

Hojas repletas de humedad

Hojas húmedas, que marcando mi camino, se agolpan a orillas de recuerdos grises, y aun con nostalgia, comprimen memorias. Cuartos menguantes sugieren un camino, le dan a la timidez consistencia ocre, pero la bestia sin ojos sabe mirar en tinieblas, sabe oler en la noche la angustia de mi nombre. Con el discurso pleno en la garganta, aun puede masticar. No traga, pero mastica. Palabras que completan faltas hacen falta en la fatiga, en el concierto desconcertante de miradas transparentes, que hasta hace siglos decían tanto, pero en segundos ya no dijeron nada. Vacías. Palabras huecas. Y un rocío de necesidades descendió en mi cabeza y callé. La bestia reconoció el silencio y gimió de dolor. Dolor de duelo. El duelo permitido del castigo por el castigado. La marca de la pérdida de quien sabe que va a perder, y el respeto de quien quita, pero entiende del dolor. Las marcas, aun así, también callaron. Porque el murmullo no puede ser eterno, aunque el eco abúlico se mantenga expectante, aunque las marcas calladas sigan calladas pero atentas, con ojos fríos, sin parpadear.
Y así reconocí que la historia había acabado. No meramente por reconocer la sustancia, sino por distinguir la forma de lo que pronto se va a olvidar. Entonces camine. No sé muy bien hacia donde pero el eco de aquellas marcas silenciosas marcaron sin querer, además de cicatrices, una dirección, ni siquiera un camino. El grito de la significación fálica me aseguro que no había agujeros, por lo menos no en lo real. Así que no necesite de dioses y perseguidores, aunque me hubiese gustado alguna bandada de pájaros negros, pero mejor no.
Solo me guié por la sombra de algún falo perdido.
Me encantaría poder decir, tan solo en tres o cuatro líneas, que en ese recorrido descubrí que la miseria no existe, pero no fue justamente eso lo que encontré.
Tan solo me percate de que el camino no existe, tan solo existe el caminante, aunque no estoy seguro. Que aunque la sangre humedeciendo tus pies te invite a parar, simplemente parar es imposible. Y reconocí que el hastío era tan contundente como la muerte, o que incluso eran sinónimos.
Aun cuando no encontré mas que silencios, reconocí voces que caminaban cansadas de seguir mis pasos, y también manos que dibujaban mi camino en carbonillas grises. Hasta llegue a confundir mi vida con la del universo, y casi llegue a convencerme de que no necesitaba dioses porque no había más que yo en el cosmos. Casi yo mismo era un dios.
Pero casi, y “casi” nunca es suficiente.
Así que colmando mi cabeza de casis decide pegar la vuelta. No caminar lo caminado, sino ser un hombre nuevamente, simplemente. Pero ante la nostalgia de lo imposible, me detuve.

Pensé. Pensé. Pensé. Pensé. Pensé. Pensé. Pensé. Pensé. Pensé. Pensé. Pensé. Pensé. Pensé.

Llegue a la conclusión de que nunca había dejado de ser carne que se pudre, ni siquiera había podido ser tragado por ninguna bestia, aunque si masticado quizás por alguna. Y no pensé que estaba mejor, sino que había perdido el tiempo. Como quien descubre la belleza de la noche cuando esta llegando el amanecer, pero por suerte desconoce que solo vivirá un día, lo que hace de su miseria una cuestión tan externa que se vuelve intima. Hasta puede decir que es feliz esperando una noche que nunca llegara, pero por lo menos la espera.
Esa externalidad en mi no hizo ningún rechazo, así que reconocí sin problemas que no había mas noches para mí. Una pena. Pero sabía que no había nada más por esperar, así que me dedique a gozar aunque fuese un instante, pero claro, había tantos instantes para mí, como noches para las mariposas.
En aquel recorrido siniestro algo de alguna legalidad se inscribió. Y negando, denegando, forcluyendo y caminando, recorrí. Y algo de externalidad se aparto. Y algo de lo interior se esfumo. Pero la inconsistencia fue tal que los limites se volvieron humo y un afuera en el adentro, un adentro en el afuera, comenzó a murmurar. Ronronear. Y panteras enormes salieron de mi sien. Mis gritos no opacaron los rugidos, y me quede mudo de tanta necesidad. Aunque el dolor era gigante, la lascivia lo era aun más. Y goce con furia. Euforia. Mis párpados clamaron transparencias y de nada sirvió cerrar los ojos. El dentro y el afuera habían dejado de existir, y en ese momento mis adentros clamaban por salir ¿dónde? Ya no existía donde salir. Pero clamaban por hacerlo. Y clamaban con la desesperación de quien no entiende que pueden dejar de existir dentros y fueras y perderse en una simetría absoluta. Clamaban con necedad (¡necios!).
Con la misma fuerza que me resistí a dejarlos salir, deje de hacerlo. Ahora si, definitivamente, no había limites para mí. Y yo volví a ser parte de todo lo que alguna vez había sido mi contorno. Y tanteé mi asombro, y roce mis nervios contra los nervios del mundo, los nervios de dios. Y ya no había diferencias. Realmente nunca las hubo.
Orugas caminaban en mis pies y mil pájaros enormes (negros) escapaban de mis cabezas. Serpientes emplumadas reptaban en mi columna vertebral. Una fauna de pardos y negruras escapaba de mis bocas, mientras mis cuerpos ardían. Y ya no podía ver que nos pasaba, había perdido nuestros ojos en la estampida.
Así nuevos universos se gestaron en nuestro vientre y nos apresuramos por parir. Contracciones galácticas y ardores de espuma. Profundidad obscura. Acompañaba al fin de mi equivoca realidad, la certeza de un nuevo cosmos, de un cosmos que me pertenecía.
Una vez gestado, una vez parido, me apresure a devorarlo.
El temor de nuevos afueras fue más grande que la necesidad de trascender, y no soportamos que algo osara desafiarnos con vaivenes extraños a nuestro control, y que aun así se dijera nuestro. Desobediencia. Externalidad nueva. Nada hacia necesaria semejante ostentación. Y debimos saciar el hambre, y nuevamente, estampidas blanquecinas mutilaron exteriores.
Nuevas gestaciones anidaron nuestros pies, pero decidimos nunca mas parir.
Entre días y entre noches, nuestros estómagos se inflamaron de novedad, y comenzaron a estallar. Lagunas verdes empapaban mis tobillos, pero no podían evitar que siguiera en pie, sosteniendo el mundo. Atlas onírico soportando el peso de un universo que me pertenece, responsable del movimiento del mar, y dueño de esos ríos verdes que murmuran a mis pies.

20

Donde guardar los recuerdos que se gastaron de tanto mirar, donde esconder las vergüenzas culposas de soñar con tu piel, como esconder la culpa de no verte dormir en el hueco de mi sien.

De cómo una voz

Una voz me tomo de sorpresa y me susurro al oído que imaginó que estábamos unidos, y yo me sentí mejor. Ardores de delincuencia se licuaron espasmódicamente. Y un frio de consuelo se escurrió por mis espaldas. Mis piernas como de humo se doblegaron y el caballero negro se tiño de azules y grises, pero sobre todo azules. Aunque la negrura parpadee en la inseguridad, los miedos se comieron entre si, y abúlicos, y refunfuñantes, vomitaron colores verduzcos.

¿Quién sabe?

Desaparezco de las tinieblas y en un momento inexplicable encuentro las ruinas nuevamente en pie. Siento la nostalgia del cambio y me abrazo a la esperanza de necesitar creer. Y comienzo a hacerlo. Logro por un nuevo momento repensar mi vida ya no mas como una desdicha y pienso que mañana pueda ser ¿Quién sabe? Aun mejor. Y no solo eso, sino que alcanzo la seguridad de pensarme mirado con dulzura. Ya no veo arrugas sueltas. Las veo abrazadas, mezcladas con arrugas nuevas, tan propias como el tiempo logro quitarles la ajenidad. Pienso de nuevo que eso es posible y no puedo más que sonreír.

¿Venganza?¿revancha?........¿por qué no?.....

Mira cuando del otro lado de la cueva griten embravecidos por tus tripas. Mira cuando del mismo lado del abismo alguien recurra a su propia demanda para sostener lo que nunca tuvo. Mira cuando desde tu mismo lugar simplemente alguien quiera cobrar venganza. Mira cuando no sepas donde mirar porque tan solo estas solo. Mira cuando llegue el momento en que muerdas tu lengua ponzoñosa y no puedas si quiera gritar porque nadie querrá escuchar sobre tu dolor. En esos momentos en los que sepas que los errores fueron errores entonces también sabrás que la mierda sembrada se te atragantara y brotara de tus oídos. Y mira cuando oliendo mierda intentes correr por un suspiro de piedad que te asegure que esa mierda que vomitas no sos vos en realidad, y mira, sobre todo, cuando supongas que es hacia mí desde donde ese suspiro evacuara semejante olor. Y tan solo encuentras baldazos de verdades, baldazos de reproches, impiedades con el mismo sabor, el mismo olor, y la misma consistencia que la viscosa mierda que cae de tus ojos simulando llanto.

De cómo mi cuerpo nunca me entenderá

No quepo en mi propio hostigamiento. No suelo sentir que el cuerpo se desespera a destiempo de mi cabeza, pero el ruido es mucho mas exagerado dentro que fuera. Las vértebras se enloquecen con zumbidos nocturnos. El aburrimiento es absolutamente desolador. Y sigo comiendo mis uñas, y mis uñas siguen sin entender porque las muerdo. Mi cabeza si, pero no comprende de su propio dolor. Ni mis pupilas entienden que miran cuando mis ojos se quedan fijos en un punto, fijos en nada, tan solo fijos. Descentramiento absoluto de un mismo ser ¿un mismo ser? Des-comprensión. Descomprimirse de bilis, escupir y vomitar necesidades, que por otra parte ni la garganta ni el esófago serian capaces de vislumbrar.

Dudas ciertas

Calumniando el horizonte de la nada encuentro que no sigo siendo el mismo que ayer dijo que creía, encuentro que sigo siendo el mismo que recorrió la duda como el único cuenco de seguridad en si misma, encuentro la esencia de una búsqueda amortajada por celestes y negros colores de dolor. Sigo encontrándome con nada, con un vacío de dolor que se pudre en angustiantes rincones que se niegan a sonreír a la luz.
Y mientras vuelvo de caminos angostos, y callejones hondos, me alegro del milagro de la duda, me alegro de las zonas de desborde, me congestiono de mortalidad al sentirme finito, fugaz, y al verme morir.

De por qué los universos se aplastan

Digamos que no se quien soy
Digamos que tampoco me preocupa
Pero digamos mejor que si, que no me deja respirar
¿Puedo saber que quiero sin ni siquiera saber quien soy?
En realidad si, pero no puedo querer tanto, tan solo el universo
Ahora, ¿el universo puedo quererme a mí, tan solo un ente sin entidad formal?
Quien sabe, habría que preguntarle
Pero no responde, es mezquino en dar explicaciones
Y como las incertidumbres no me gustan, deje de preocuparme por conquistar universos achanchados
Ahora me dedico a cuestionar al mundo por dejar a los universos achancharse, pero claro, nadie escucha, se apelotonan como el cosmos y se niegan a ver.Necios

ecosdesescuchados

Sus ojos enredaron mi mirada
Y una bocanada de ser rugió en mi garganta
Sudor de eternidades se agolpaba en mis sienes
Elefantes morados galopaban en mi pecho
Pero un dolor de tumba cerró mi voz

Pulsiones soportando,
Elefantes pisoteando,
Miradas enredando,
Eternidades transpirando,
Dolores cerrando los ventanales del balcón de una casa desierta. Acompañando los quejidos de maderas con lamentos vírgenes, apasionadamente vírgenes. Jalando de las puertas como buscando salir, clamando ser rescatada. Pasos pesados retumbando en habitaciones solas, vacías, expectantes, observantes. Lámparas mironas iluminando verdades que esfuerzan por permanecer a obscuras. Dolores acompañada de ecos, mis ecos, mis palabras acariciando las paredes y lamiendo sus oídos. Desolada sola. No me ve. Y yo le hablo, pero mi voz se cerró con la pesadez de las tumbas, y junto se fue el dolor. El dolor si. El amor no.

Agonia-abulicamente-preterita

En el momento en que todo corre como debería
Algo surge de lo siniestro y lo descompone
La marcha del tiempo no se conjuga en pretérito
En la inconstancia busco pensarme pensando vacio
Busco soñarme entidad cosmogónica
Y descubro la desconcertante angustia sonriendo a mis espaldas

Mientras juego a la indiferencia mastico los recuerdos
Que traía en mis manos, apretados para no perderlos
Apretados para mezclarlos, para romperlos
Los saboreo y los trago, algunos son amargos, otros saben a hiel

Comienzan a hacer efecto, primero se humedecen mis ojos
Luego laten mis oídos
Caigo, me adormezco, me fetalizó, mi yo embrionario toma forma
Mi yo insensible se des-forma
Y cuando los dedos de mis pies se elevan lastimosos
El frio del infierno se posa en mis sienes, susurra a mis oídos

Vuelvo en mí para escupir el mal recuerdo y seguir caminando
Pero mis tobillos se lentifican tanto que siento que los pierdo
Me detengo a buscarlos y otra nostálgica oleada me sorprende
Vomito sobre mi supuesta decencia

Amontono suspiros y me como las uñas
No puedo gritar, ¿que van a decir?
No dirán nada, no hay nadie, pero me miran, lo se
Escucho que me miran, huelo las miradas, pero no puedo oler sus ojos
Se esconden tras los muebles, y se ríen ¿pero de qué?
Se ríen de mí, pero no puedo oír sus bocas

Me pongo serio, ¿acaso no tengo derecho a cazar verdades? ¿Y mentiras?
Tal vez lo sabría si dejaran de susurrar en lo siniestro
Y mostraran un rostro magistralmente obsceno
Si me dejan mirar, saborear sus veleidades, su perfecta incompletud

Sonrojo mi vergüenza y me pienso sabio
Anulo mi modestia y me pienso homínido, y me aseguro sapiens
Y ya no más, ahora dios se arrodilla a besar mis pies de barro
Y no muero, soy dios, un dios
Se me estruje la conciencia por saberme perfectamente falso
Verdaderamente falso, y siniestro