jueves, 13 de noviembre de 2008

ecosdesescuchados

Sus ojos enredaron mi mirada
Y una bocanada de ser rugió en mi garganta
Sudor de eternidades se agolpaba en mis sienes
Elefantes morados galopaban en mi pecho
Pero un dolor de tumba cerró mi voz

Pulsiones soportando,
Elefantes pisoteando,
Miradas enredando,
Eternidades transpirando,
Dolores cerrando los ventanales del balcón de una casa desierta. Acompañando los quejidos de maderas con lamentos vírgenes, apasionadamente vírgenes. Jalando de las puertas como buscando salir, clamando ser rescatada. Pasos pesados retumbando en habitaciones solas, vacías, expectantes, observantes. Lámparas mironas iluminando verdades que esfuerzan por permanecer a obscuras. Dolores acompañada de ecos, mis ecos, mis palabras acariciando las paredes y lamiendo sus oídos. Desolada sola. No me ve. Y yo le hablo, pero mi voz se cerró con la pesadez de las tumbas, y junto se fue el dolor. El dolor si. El amor no.

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