domingo, 28 de febrero de 2010

38

Mi cuerpo, hecho absolutamente presente, insiste en su existencia, se niega a desaparecer. Marca ritmos, movimientos. Comparece a la necesidad de ser visto. Se muestra, se ostenta, se luce y se lustra. Molesta. Hace ruido, mucho ruido. Opaca la claridad del mundo, la arrastra, la devora. No hay color, olor o forma que no subyaga al encuentro con un cuerpo despierto en el dolor de la falta.



"...Yo no estoy postrado a tus pies, llevo la marca en la piel. Y aunque destruyas mi ser, mi alma no la atraparás..."
"...Me estas parando… basta… yo sigo andando…"

No hay comentarios: