jueves, 24 de julio de 2008

¿ dios ?

Y ¿qué es dios sino la imperiosa necesidad de no encontrarnos desamparados ante la vertiginosa desesperanza del destino?

La nostalgia de la armonía absoluta que nunca existió, la búsqueda constante de algo que justifique, aunque menos fuera, la doliente existencia de un ser que no solo no se vale por si mismo, sino que no consigue calmar su ansia de existir, y mucho menos se extingue en la posibilidad de pensarse no existiendo.

Se recubre la desolación del desencuentro con la eternidad poniendo sobre la certeza una cuota de misterio, suponiendo que el mismo ser puede morir y ser eterno en una binariedad que ayuda a descomprender que pertenecemos al reino de la putrefacción.

Al mismo tiempo ¿quién puede decir que es capaz de aceptarse prescindible? ¿quién puede aceptarse muerto?

Bienaventurados, entonces, los que se ciegan ante el rostro impredecible de la muerte…porque ellos vivirán con esperanza…pero bienaventurados también los que aceptan su ser finito…porque solo ellos vivirán

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